Dentro del mes dedicado a la prevención cardiológica que concluiremos el 29 de septiembre, Día Mundial del Corazón, queremos dedicar un blog a tratar el tema de la cardiopatía isquémica.
La cardiopatía isquémica es una enfermedad ocasionada por la arteriosclerosis de las arterias coronarias, que son las arterias que llevan la sangre al músculo cardíaco.
El Dr. Francesc Carreras, cardiólogo de Creu Blanca, nos explica que la arteriosclerosis coronaria es un proceso que se caracteriza por una acumulación de lípidos (grasas), células inflamatorias, células musculares y colágeno en las paredes de las arterias del corazón, y que con los años provoca un estrechamiento (estenosis) de dichas arterias.
Este proceso se inicia en las primeras décadas de la vida y no da síntomas hasta que la estenosis de la arteria coronaria se hace tan severa que compromete la llegada de oxígeno al miocardio, provocando isquemia miocárdica (angina de pecho estable), o hasta que la arteria sufre una oclusión de forma repentina debido a una trombosis provocando un síndrome coronario agudo (angina inestable o infarto agudo de miocardio).
Factores que conducen a la arteriosclerosis
Como tratamos en el blog anterior el desarrollo de la arteriosclerosis coronaria está influenciado por diversos factores de riesgo. Los principales son el tabaquismo, la hipertensión arterial, la diabetes, la hipercolesterolemia (sobretodo el LDL, o comúnmente conocido como “colesterol malo”), la edad (más frecuente con el paso de los años), el sexo (más normal que se dé en hombres, aunque el riesgo en las mujeres aumenta una vez alcanzada la menopausia), la presencia de antecedentes familiares de cardiopatía isquémica precoz, la obesidad y el sedentarismo.
Prevención de la cardiopatía
Para evitar tener que someternos a una angioplastia coronaria tenemos que cuidar nuestra salud.
Algunos de los factores de riesgo antes mencionados son imposibles de modificar (el sexo, la edad, los antecedentes) pero el resto son totalmente modificables: no fumar, practicar ejercicio y cuidar nuestra dieta, son actividades que, puestas en funcionamiento, nos ayudarán a mantener la buena salud de nuestro corazón. Además, no hemos de olvidar la medicina preventiva.
El TAC coronario o coronariografía no invasiva
La prueba por excelencia para la evaluación del corazón es la coronariografía no invasiva. “La coronariografía – comenta el Dr. Carreras - es una prueba que permite evaluar al especialista el estado de las arterias coronarias: obstrucciones, estrechamientos, severidad de las lesiones, número de arterias afectadas; evaluar los by-pass efectuados con anterioridad; evaluar el funcionamiento de las válvulas del corazón y la estructura del músculo cardíaco. Se utiliza también para evaluar la circulación coronaria y la función global del corazón. De esta forma el cardiólogo puede definir el tratamiento que hará seguir a su paciente: medicación, intervención quirúrgica…”
Llevando una vida saludable y sometiéndose a revisiones es posible prevenir una cardiopatía isquémica.